
Por Luis Guillermo Loria – Salazar*
En muchas discusiones técnicas se tiende a ubicar al asfalto dentro del grupo de los commodities, como si fuera un producto estándar, intercambiable y homogéneo. Esa clasificación, sin embargo, resulta cuestionable desde el punto de vista de quienes trabajamos directamente con el comportamiento de los materiales. El asfalto, aunque derivado del petróleo, presenta una variabilidad sustancial en sus propiedades dependiendo del origen del crudo, los procesos de refinación, las condiciones de almacenamiento, y su manipulación en planta.
EL PETRÓLEO PUEDE SER COMMODITY, EL ASFALTO NO
Es cierto que el crudo se comporta como un commodity. Se cotiza por volumen, se comercializa por tipo (Brent, WTI, etc.), y su precio es función directa del mercado global. Pero el asfalto no se mueve de la misma manera. Su uso no es simplemente energético o volumétrico: es estructural, funcional y de desempeño. Las diferencias entre asfaltos base —incluso dentro de un mismo grado de penetración— pueden afectar significativamente la durabilidad y comportamiento mecánico de una mezcla.
PROPIEDADES QUE NO SON SIEMPRE EVIDENTES
Muchas de las propiedades clave del ligante no son visibles a simple vista ni detectables con métodos clásicos como la penetración o la ductilidad. Dos asfaltos con igual grado de penetración pueden tener comportamientos totalmente distintos ante el esfuerzo cortante, el envejecimiento oxidativo o la interacción con polímeros o aditivos químicos. Incluso pequeñas diferencias en su composición pueden condicionar la adhesividad con los agregados, la sensibilidad al agua o la compatibilidad con emulsiones.

LA ANALOGÍA CON EL VINO O EL TABACO
Así como un vino depende del tipo de uva, del suelo donde se cultiva, del proceso de fermentación y del almacenamiento, el asfalto también es el resultado de una historia química y térmica. No todos los asfaltos modificados con SBS tienen el mismo comportamiento. No toda emulsión rompe igual ni actúa del mismo modo en distintas regiones. Por eso, asumir que el asfalto es un producto estándar es desconocer una parte esencial de su naturaleza.
NO ES UN PRODUCTO PLANO, ES UN SISTEMA COMPLEJO
El asfalto no se comporta como una simple sustancia fluida. Es un material viscoelástico complejo, que responde de forma diferente según la temperatura, el tiempo de carga, y el tipo de solicitación. Más aún cuando se trata de asfaltos modificados, donde la interacción entre fases —como en los polímeros en bloque o los agentes funcionales— añade otra dimensión a su análisis.
DISEÑAR CADA MATERIAL, ANALIZAR CADA APLICACIÓN
Y es justamente por eso que no se puede asumir que el comportamiento de un ligante será igual al de otro, por más que compartan nomenclatura. Cada mezcla, cada sello, cada emulsión debe ser cuidadosamente caracterizada y diseñada, tanto en sus componentes individuales como en su interacción en sistema.
Lo mínimo exigible para avanzar con rigor es una caracterización química, al menos mediante fraccionamiento SARA (Saturados, Aromáticos, Resinas, Asfaltenos), y una evaluación reológica mediante el sistema de grado de desempeño PG, que incluya además la prueba MSCR para ligantes modificados. Solo así se puede garantizar un análisis técnico serio, que respete el material, el proyecto y el desempeño esperado. No hay recetas; hay ingeniería.