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2024, un año desafiante para la construcción

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Con el dólar paralelo que superó en un 60% al tipo de cambio oficial, los costos de construcción se incrementaron entre un 35 a 40%.

Verónica Muriel C. 

El año 2024 ha sido muy complejo y crítico para la industria de la construc­ción, que encara una di­versidad de problemas, desde las deudas millonarias de entidades públicas con las empresas cons­tructoras por concepto de plani­llas impagas, hasta la escasez de diésel y de divisas, además de la falta de inversión pública en obras de infraestructura, el incre­mento de precios de materiales, insumos, equipos y maquinaria, de acuerdo con un informe de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz).

En este escenario y por la falta de condiciones para trabajar con relativa normalidad, según el re­porte, el sector de la construcción se declaró en estado de emergen­cia, adelantando que de mante­nerse esta situación llegarían a la paralización de las obras y a rescin­dir contratos.

“Estos factores están provocan­do la ralentización del sector, que está impactando en toda la eco­nomía, generando la pérdida de miles de fuentes de empleo y una estanflación”, dijo Javier Arze, ge­rente general de Cadecocruz.

A decir del economista Jai­me Dunn, el sector de la cons­trucción en Bolivia ha experi­mentado un comportamiento económico mixto durante el 2024. Basado en datos del INE al primer trimestre de este año, la economía creció 1.31%, pero la construcción registró un creci­miento importante de casi 6.4%, principalmente por el aumento de más del 7% en las ventas de cemento, porque ha habido más dinamismo en el sector público.

Sin embargo, este crecimien­to no ha sido uniforme a lo largo del año. La Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco) señaló en algún momento que el sector no ha alcanzado los niveles de desem­peño anteriores al 2020.

Dunn refiere que la inestabili­dad política, la falta de trabajo, el incremento en precios de mate­riales importados por la escasez de divisas, los constantes bloqueos han limitado el crecimiento soste­nido que tenía antes el sector. Blo­queos, conflictos sociales, limitada disponibilidad de dólares, han sido complejos y también ha habido demoras muy grandes en los pa­gos por parte de instituciones pú­blicas que han afectado la liquidez de las empresas constructoras y ha puesto en dificultades operativas a muchas de ellas.

El experto sugiere la necesi­dad de reformas en las normati­vas de contratación pública. “Hay que trabajar en eso para pagar oportunamente y facilitar la parti­cipación de empresas nacionales en las obras”, agrega.

ESCENARIO COMPLEJO

Existe un estancamiento en el crecimiento del sector, cuando se compara el mismo periodo con años anteriores. En el caso espe­cífico del consumo y venta de ce­mento, se registró una tasa de cre­cimiento de 2,76% en lo que va del 2024, mientras que la gestión 2023 llegó al 3,61%.

Los permisos de construcción, que muestran la cantidad de obras por ejecutarse, han disminuido un 33% este año, en comparación con la gestión 2023, esto considerando tanto la cantidad de metros cua­drados aprobados, como el núme­ro de permisos. Este descenso es similar al del año 2020 que fue pro­vocado por la pandemia. Hasta el mes de septiembre de 2023, el to­tal de superficie registrada de per­misos de construcción en metros cuadrados (m2) fue de 2.058.988, mientras hasta septiembre de 2024 alcanzó a 1.922.952 m2.

Existe una disminución gene­ral en el crecimiento del sector. El primer semestre del 2024 el PIB de la construcción bordeó el 3%, de acuerdo a los datos del INE. Sin embargo, la tendencia a la desace­leración y ralentización fue más marcada este segundo periodo del año con indicadores muy modes­tos, que reflejan un estancamiento.

De acuerdo a la proyección de Cadecocruz y su Centro de Es­tudios Económicos y Desarrollo (CEED), el PIB de la construcción no superará el 1,3% al cierre de la gestión 2024, esto considerando que la situación económica y social que vive el país anticipa un escena­rio cada vez más difícil y complejo.

LOS OBSTÁCULOS

El 2024 ha sido un año crítico, con varios obstáculos que dificul­taron el desarrollo del sector.

  • Escasez de divisas: La esca­sez de dólares ha provocado que los costos se incrementen en es­piral, y que varias obras presenten demoras en los plazos o lleguen a la rescisión de contrato, ante la imposibilidad de trabajar con nor­malidad por la falta de diésel o porque económicamente se vuel­ven inviables.
  • Incremento de costos: Con el dólar paralelo que supera en un 60% al tipo de cambio oficial, los costos de construcción se incre­mentan entre un 35 a 40%. La fal­ta de divisas tiene un alto impacto en los costos de la construcción, puesto que entre el 60 a 70% de los insumos en la construcción son importados, además de la propia dificultad de lograr las im­portaciones a tiempo, la falta de divisas también está provocando costos por retrasos, por comisio­nes en las transacciones, por men­cionar algunos.
  • Falta de liquidez de las en­tidades públicas del Gobierno Central, Gobernaciones y Munici­pios para invertir en nuevos pro­yectos de infraestructura y equi­pamiento, y para pagar las deudas acumuladas que tienen con las empresas constructoras y de ser­vicios. En muchos casos, las em­presas tienen planillas impagas que datan de un año atrás.
  • Incertidumbre económica: La incertidumbre generalizada sobre el futuro de la economía ge­nera un ambiente de desconfian­za que desincentiva la inversión y el consumo.

Consultas realizadas por Ca­decocruz a sus empresas aso­ciadas, revelaron que durante el primer semestre del año, el 70% de las empresas han visto dismi­ sus ingresos en compara­ción con el primer semestre de la gestión 2023.

Asimismo, el 77% de las empre­sas indicaron que sus utilidades fueron afectadas y que en prome­dio, las ventas bajaron cerca del 25%; todo esto durante el primer semestre del año. Al cierre del 2024 la tendencia es que estos da­tos sean más preocupantes.

El deterioro de la situación económica ha llevado a que en los últimos años la cantidad de empresas constructoras registra­das sea cada vez menor. El 2024 fue el más bajo de los últimos 15 años, con un incremento de solo el 1,9%. Este es solo uno de los in­dicadores representativos de la crisis que afecta al sector y a la economía en general.

Las entidades públicas no es­tán considerando proyectos de in­fraestructura de magnitud para el 2025 y los pocos que se licitaron o están en proceso de construcción, fueron adjudicados a empresas extranjeras, excluyendo a las em­presas bolivianas.

La falta de seguridad jurídica y la burocracia también continúan siendo obstáculos para el desarro­llo pleno del sector, lamenta Jai­me Dunn.

INVERSIÓN PÚBLICA INSUFICIENTE

La inversión de las entidades públicas no es suficiente para lo­grar dinamizar la economía, espe­cíficamente el sector de la cons­trucción.

Claramente la evolución de la inversión planificada en todos los niveles del Estado también está estancada, siendo que incluso no se llegan a cumplir la totalidad de los presupuestos asignados, ya de hecho cuando se observan los presupuestos generales del Estado anualmente se ve una dis­minución con relación a años an­teriores. A esto se debe agregar que los últimos años, la ejecución presupuestaria promedio de la in­versión pública bordea el 50%.

Mientras tanto, pese a la cri­sis, los constructores continúan apostando por la región y el país, realizando grandes esfuerzos para concretar proyectos privados.

El Observatorio Urbano (OBU) de Cadecocruz y el censo de obras realizado en la zona metropolita­na de Santa Cruz entre octubre y noviembre del 2024, evidencia que existe cerca de un millón de me­tros cuadrados en obras en cons­trucción de diversa magnitud.

El OBU identificó 2.000 obras en construcción en la metrópoli cruceña, que representan inver­siones privadas importantes.

La gestión pasada, el OBU identificó 1.839 obras en cons­trucción en la metrópoli cruce­ña que representaban 1 millón de metros cuadrados.

OPORTUNIDADES DE CARA AL 2025

La expectativa para el año 2025, para Cadecocruz, es que el sector continúe con resilien­cia, innovando y apostando por la construcción sostenible como nuevas oportunidades de trabajo y reactivación efectiva.

Considerando la importan­cia de la obra pública y la inver­sión en infraestructura, el pa­norama no es alentador por la reducción sistemática de los re­cursos, por lo que se prevé que la industria de la construcción registre indicadores similares a los de esta gestión.

El clima de incertidumbre so­bre la economía y el constante in­cremento de precios, al igual que las deudas acumuladas por las entidades públicas contratantes con las empresas constructoras y la falta de seguridad jurídica, son factores por los que muchas em­presas no se presentan a las pocas licitaciones de obras que lanzan tanto las entidades dependientes del Gobierno Central, como Muni­cipios y Gobernaciones.

El Hub Viru Viru, proyectos via­les para completar la conexión de los corredores bioceánicos, son algunos de los que tienen impor­tancia estratégica para el desa­rrollo de la región y del país, y que continúan postergados.

El economista Jaime Dunn agrega que para 2025 las predic­ciones indican un crecimiento moderado para la construcción en Bolivia. Es más, “hay cálculos de al­gunos expertos que dicen que el sector podría estar creciendo so­bre el 5% hasta el 2032”, dijo.

Pero este crecimiento va a depender en gran medida de la implementación efectiva de po­líticas de Estado que promuevan la inversión pública y privada, y principalmente que haya los re­cursos para ejecutar la inversión pública. El experto indica que será importante que el sector pueda adaptarse a las condicio­nes cambiantes del mercado, porque será más difícil y hay que superar todos los desafíos que se enfrentan.

 

 

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