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¿Por qué los cruceños necesitamos construir una ciudad de verdad?

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Hace apenas pocas déca­das Santa Cruz no era la ciudad metropolitana que es hoy, yo recuerdo todavía cuando vivíamos en Sira­ri e íbamos a andar en bicicleta a Equipetrol Norte, que eran pam­pas de tierra y era casi como ir a andar en bicicleta al río Piraí. Aho­ra esa zona es anecdóticamente llamada el “triángulo de oro” o “el manhattan cruceño”. ¿Qué pasó? Cómo es que una zona que es la ladera del río pasa en tan solo 20 años a ser uno de los metros cua­drados más caros del país, si es que no es el más caro. Yo apuesto el éxito de esta zona a la conexión que tuvo con las áreas suburbanas del Urubó mediante el puente Ma­rio Foianini en el año 1996, donde un visionario empresario apostó por desarrollar el otro lado del río y construyó un puente que permi­tió crear uno de los suburbios más exclusivos de la ciudad y dejó las áreas que quedaron dentro de la ciudad cómo áreas muy deseables para vivir y trabajar.

¿Por qué es que entonces si los cruceños ya hemos visto que un pedazo de infraestructura vial puede ayudar a potenciar y crear una zona que genera bienestar y buen vivir a sus habitantes no es que hacemos más de esto? ¿Por qué no creamos un parque lineal en los defensivos del Piraí? Por qué no amurallamos las orillas del Piraí y nos olvidamos del famoso “cor­dón ecológico” que puede ser que nos haya servido muchos años, pero que ahora nos perjudica a mi criterio y se ve hasta ridículo, por­que muchas ciudades del mundo tienen un río a su lado, y no todas dejan su ladera sin desarrollarse en virtud de “protección del río”.

Los cruceños necesitamos vi­vir bien, ya está más que eviden­te que el futuro de Bolivia está en Santa Cruz, que el cruceño vive mucho mejor que su contraparte boliviano, que viajamos y conoce­mos que no todo tiene que ser así, calles de tierra y con basura. He­mos creado una sociedad indus­trializada, no por política nacional, sino por decisión propia, hemos forjado esta sociedad con organi­zación propia, mediante coope­rativas e instituciones de manejo propio. ¿Por qué entonces no ins­titucionalizamos la metropoliza­ción, por qué no designamos un ente que nos ayude a crecer bien? Como hicimos en el pasado. ¿Será que es porque no es de interés de muchos, porque no hay coimas de por medio? ¿O porque simple­mente quizás ya no nos interesa? En nuestro momento más brillan­te, los cruceños organizamos la ciudad con agentes externos y di­señamos una ciudad para 500,000 personas, un plan que funcionó tan majestuosamente, que una vez rebasadas las 500,000 perso­nas nos seguimos copiando su estructura para seguir creciendo, y ahora albergar más de dos millo­nes de personas.

¿Hemos perdido los cruceños la capacidad de planear? ¿Nos he­mos olvidado de diseñar nuestro crecimiento? A mí me parece que sí. Con tal de recibir cualquier coi­ma, la alcaldía mediante su ente regulador ha aprobado casi cual­quier cosa, haciendo caso omiso de los códigos de urbanismo y obra que nos sirvieron tan bien en el pasado. ¿Por qué es que los cru­ceños ya no queremos planear? ¿Por qué aceptamos que nuestras autoridades no se sienten a dise­ñar, cómo lo hacían antes? La baja densidad a la que nos están some­tiendo ha obligado a más del 40% de los ciudadanos de esta urbe a vivir sin tratamiento sanitario. Todo por aprobar urbanizaciones alejadas que venden lotes como herramienta financiera porque los compradores, la mayoría del inte­rior, no buscan un lote para vivir ahí y crear ciudad, sino un “lote­cito” donde guardar sus ahorros. Santa Cruz va a seguir creciendo, eso es indudable, ya el momento que tomó la sociedad hará que seamos los cruceños cada vez más ciudadanos del mundo, y más fuertes económicamente, ¿real­mente querremos vivir en una ciu­dad caótica y desordenada? Yo al menos no.

PERFIL

M. ARQ. CARLOS DANIEL CHAIN

Nació en Santa Cruz el año 1981. Cursó arquitectura en Fay Jones School of Architecture en la Universidad de Arkansas donde estudió bajo el influyente arquitecto americano Marlon Blackwell. Una vez conseguido el bachillerato en arquitectura comenzó a trabajar en el prestigioso estudio de arquitectura de Mauricio Jennings, ex socio del fallecido Fay Jones merecedor de la medalla de oro de la institución americana de arquitectura, el honor más grande en arquitectura en Estados Unidos. Luego de trabajar ahí por 2 años especializándose en residencias de alto lujo pasó a trabajar en la oficina de Miami de Ber­nard Zyscovich. Posteriormente cambia residencia a Filadelfia, donde cursa su maestría postprofesional en arquitectura en la University of Pennsylvania School of Design. Allí estudió bajo arquitectos influyentes como ser Winka Dubbeldam y Cecil Balmond. Una vez finalizada la maestría vuelve a su natal Santa Cruz y establece su empresa de arquitectura y servicios. La línea de arquitectura establecida se distingue por ser atemporal, fusionando lo contemporáneo con lo tradicional y ha llegado a gustar mucho al público local. Por el momento se especializa en viviendas de alto diseño.

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