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Construcción experimentó un avance moderado en 2023

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Persiste la tendencia a la baja con miras al próximo año, producto de los efectos negativos en la economía del país que afectan de manera directa e indirecta al sector.

Verónica Muriel C.

El sector de la construcción, uno de los motores de la economía boliviana, ha experimentado un avance moderado durante los primeros meses de 2023, especialmente impulsado por obras de ingeniería civil y trabajos especializados. Sin embargo, enfrenta desafíos persistentes como la baja inversión pública, la inflación, la escasez de divisas y diésel.

A decir de Javier Arze, gerente general de Cadecocruz, la incertidumbre sobre la política económica interna, la falta de promoción de proyectos que involucren a empresas privadas y el ambiente pre electoral prematuro, igualmente contribuyen a la ralentización del crecimiento del sector constructor del país, que encara esta situación compleja con trabajo, sustentando miles de fuentes de empleo y dinamizando la economía, innovando, apostando por la construcción sostenible para seguir construyendo desarrollo.

Para Juan Pablo Suárez, past presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, el rubro ha sido favorecido por la coyuntura económica de la última década, por ende tiene cierta robustez que le permite afrontar de mejor manera la situación económica del país en general.

De acuerdo con datos del INE, durante septiembre de 2023 la producción de cemento alcanzó a 2,89 millones de toneladas métricas (TM), 1,4% superior en comparación al mismo período de la gestión anterior, la cual llegó a 2,85 millones de TM.

Por otro lado, la venta de cemento, al mismo período, registró un volumen de 2,88 millones TM, 3,6% más a lo alcanzado en la gestión del 2022, con 2,78 millones de TM.

INDICADOR FUNDAMENTAL

Los permisos de construcción constituyen otro indicador fundamental del sector, porque reflejan el dinamismo, los niveles de inversión y de consumo tanto en el sector privado como en el público.

Aunque entre 2015 y 2019 hubo un ligero incremento de 8,41%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 2016 y 2019 comenzó una desaceleración que se refleja en la caída del 18% en los trámites de esos permisos en el país en ese periodo.

Desglosando por meses, en la gestión 2023 se observa una tendencia a la baja, marcando una caída de 21,55% en septiembre de 2023, en relación al mismo mes del 2022.

CONTINÚA TENDENCIA A LA BAJA

En 2022 el PIB de la construcción creció 3,83%, indicador más alto que el promedio de la economía nacional, pero todavía insuficiente para recuperar las tasas pre pandemia.

Según los datos oficiales publicados por el INE hasta el segundo trimestre de la gestión 2023, el sector registró un crecimiento de 3,24%, respecto a similar periodo de 2022, también inferior al de gestiones anteriores.

Con estos datos oficiales que abarcan hasta el primer semestre del año, y solo si el gobierno central logra acelerar la ejecución presupuestaria de la inversión pública en lo que queda de diciembre, revertir los problemas de divisas y diésel, además de otras variables económicas que actualmente están con balance negativo, la construcción en Bolivia podría crecer alrededor del 3%, es decir que se mantiene la tendencia a la baja.

“Las proyecciones de orga­nismos internacionales para el próximo año prevén un creci­miento económico menor al de este año. La construcción no está fuera de esa realidad, se viene una etapa complicada, un reto para el sector constructor” (Juan Pablo Suárez, past presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz)

Sin embargo, por la compleja situación económica del país, el Centro de Estudios Económicos y Desarrollo de Cadecocruz presenta un panorama menos alentador, con un PIB nacional de la construcción que este año bordeará el 1,02%.

AFRONTANDO LA ESCASEZ DE DÓLARES

El sector de la construcción en Bolivia ha tomado medidas drásticas para enfrentar la escasez de dólares en el país.

“En Cadecocruz podemos confirmar que las empresas constructoras asociadas ahora están operando con tres divisas: euro, real y yuan. Son monedas alternativas al dólar que agilizan las operaciones y garantizan el flujo comercial con China, uno de los principales proveedores de muchos insumos necesarios para la industria constructora”, indicó Javier Arze,

Por otro lado, el 72% de los ingresos del rubro provienen de la obra pública, por lo que la baja ejecución de inversión de los últimos años afecta considerablemente a la industria. Esta situación ha llevado a que la construcción privada asuma un papel protagónico para mantener al sector a flote.

A la falta de divisas de la moneda extranjera, se suman los conflictos sociales en el país, siendo un factor determinante para el normal desarrollo de las actividades del sector.

CON MIRAS AL 2024

El escenario base para el 2024 es que el PIB de la construcción llegue al 2,14%.

Arze advierte que persiste la tendencia a la baja, debido a que la confianza empresarial continúa situándose en niveles que anticipan una continua debilidad del gasto de inversión. De mantenerse esta dinámica, la recuperación del sector sería inclusive inferior a lo previsto.

“Se debe considerar que la incertidumbre sobre la economía mundial sigue siendo elevada y se espera que muchas regiones registren modestas tasas de crecimiento en 2024”, expresó Arze.

Juan Pablo Suárez explicó que las proyecciones de organismos internacionales para el próximo año prevén un crecimiento económico menor al de este año. “La construcción no está fuera de esa realidad, se viene una etapa complicada, un reto para el sector constructor”, dijo.

En este marco, recomendó que el gobierno nacional tome medidas en pro de la economía, como reducir el déficit fiscal, leyes de atracción de inversión, modernización laboral, simplificación impositiva, nuevo código de comercio.

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