La reducción en oferta de créditos con tasas de interés favorables para vivienda social ha llevado a una disminución en la demanda de estos inmuebles.
José Luis Añez / Asesor Inmobiliario
La economía boliviana ha enfrentado desafíos significativos desde abril de 2023, marcados por una notable devaluación de facto del boliviano frente al dólar estadounidense y la toma de anteriores decisiones macroeconómicas controvertidas por parte del gobierno.
Esta turbulencia no solo ha dejado huellas profundas en varios sectores, sino que ha sacudido con especial fuerza al mercado inmobiliario de Santa Cruz, reflejando la complejidad de la crisis y su capacidad para alterar significativamente las dinámicas de inversión y consumo.
La intervención del banco Fassil, un banco que creció exponencialmente, desató una ola de retiros masivos de depósitos, evidenciando una pérdida de confianza catastrófica. Este pánico bancario redujo las obligaciones con el público a plazo fijo en un 76%, un claro indicio de la desconfianza en el futuro económico del país. Este fenómeno precipitó un vuelco hacia las inversiones tangibles, especialmente en el sector inmobiliario, como mecanismo de defensa ante la depreciación monetaria.
La escalada del dólar en el mercado paralelo, de un histórico Bs 6.96 por dólar a más de Bs 8.30, despojó al ahorrista boliviano de un 19% de su poder adquisitivo, incentivando la fuga hacia activos más estables. Informes de la ASFI reflejan una caída dramática en la captación de ahorros a plazo fijo en el sistema bancario nacional, de aproximadamente 80 mil millones de bolivianos en marzo de 2023 a 21 mil millones de bolivianos en marzo de 2024. Esta situación subraya una crisis de confianza profunda en la economía nacional y la moneda de curso, con implicaciones directas en el comportamiento del mercado inmobiliario en Santa Cruz.
EL RUBRO INMOBILIARIO DE SANTA CRUZ: CAMBIOS Y DESAFÍOS
La crisis ha impulsado cambios significativos en el mercado inmobiliario de Santa Cruz. La reducción en la oferta de créditos con tasas de interés favorables para vivienda social ha restringido severamente las opciones para constructores y compradores, llevando a una disminución en la demanda de este tipo de viviendas. Paralelamente, ha surgido un renovado interés en inversiones inmobiliarias percibidas como más seguras o rentables a largo plazo, como los departamentos monoambiente o de un dormitorio y los terrenos en áreas de alta plusvalía.
Esta preferencia refleja una estrategia adaptativa frente a la volatilidad económica y las restricciones crediticias. Los inmuebles valorados entre $us 20,000 y $us 70,000, principalmente ubicados en Equipetrol y el Urubó, se han convertido en vehículos de inversión atractivos, demostrando que, ante la incertidumbre, los activos tangibles como la propiedad inmobiliaria retienen mejor su valor. Aquellos ahorristas que tenían sus bolivianos en los bancos salvaguardando sus ahorros, se han transformado en inversionistas inmobiliarios buscando que sus ahorros mantengan valor, les generen flujo, y ganen plusvalía.
HACIA LA RECUPERACIÓN: POLÍTICAS Y PERSPECTIVAS
La situación exige una respuesta política multifacética que aborde tanto las causas subyacentes de la crisis como sus síntomas más inmediatos. Es crucial que el gobierno y las entidades financieras trabajen juntos para restablecer la confianza en el sistema bancario y facilitar el acceso al crédito.
Las políticas económicas deben enfocarse en estabilizar el tipo de cambio, promover la inversión en sectores clave y apoyar el mercado inmobiliario como un pilar de crecimiento. La recuperación del rubro inmobiliario de Santa Cruz, y de la economía boliviana en general, requerirá un compromiso renovado con políticas sostenibles y realistas.
La estabilidad financiera, el fomento de la inversión y el desarrollo sostenible del mercado inmobiliario son esenciales para superar los desafíos actuales y construir una base sólida para el futuro. Hecho poco probable en época eleccionaria en la que lo político prima sobre lo económico.
