Por Javier Arze Justiniano
Como sucede con el global de la economía nacional, durante el 2021 la construcción se recuperó progresivamente con un índice de crecimiento del 35,3% registrado el primer semestre del 2021, de acuerdo a la información más actualizada difundida por el INE.
Es un indicador importante, que sin embargo, todavía está por debajo del registrado el 2019, antes de la pandemia. Lo correcto es hablar de recuperación o reactivación progresivas, ya que, en la crisis del 2020, la construcción fue el segundo sector más afectado con una contracción del -32,7% durante el mismo período.
La reactivación de la construcción obedece principalmente al trabajo del sector privado. La inversión pública muestra un ritmo más lento, aunque los recursos anunciados superan los bajos niveles del año 2020, cuando sólo llegó a 1.784 millones de dólares, la más baja desde el año 2010.
Es importante considerar que la inversión pública es crítica para el comportamiento de la construcción, pues el 72% de la actividad del sector está directamente relacionada con la ejecución de obras con recursos de las entidades públicas, tanto nacionales como regionales.
Por tanto, a pesar de que la situación de la economía en general y de la construcción muestra mejoría este año, no se han recuperado los niveles de actividad y se debe esperar la evolución futura de la economía para ver si se trata de un rebote estadístico o de la vuelta real a una senda de crecimiento sostenido.
Si se logra “sostener en el tiempo” programas de inversión pública superiores a los 4.000 millones de dólares anuales, se podrá consolidar la reactivación de la construcción y volver a tasas elevadas de crecimiento.
La perspectiva para el año 2022, de acuerdo a las variables establecidas en el proyecto de Presupuesto General del Estado 2022, es de un crecimiento de la economía que oscile entre el 4% y el 5%, pero también “genera incertidumbre, principalmente en relación al elevado déficit fiscal y a las fuentes de financiamiento de la inversión pública anunciada por el Gobierno”.
En relación a la construcción, si se cumplen los montos de inversión considerados en el PGE existe la posibilidad de alcanzar un crecimiento que se aproxime al 5%. Esto considerando que se cumpla la inversión pública programada por el Gobierno central de 5.000 millones de dólares anuales y que se destine a proyectos de impacto, esto es a obras que generen empleo masivo y se adjudiquen a empresas bolivianas.
Es igualmente fundamental que las entidades públicas del Gobierno central y los regionales cancelen las deudas acumuladas con las empresas constructoras, por concepto de planillas de avance de obra impagas. Muchas empresas enfrentan serios problemas económico-financieros por estos incumplimientos que afectan a toda la cadena del complejo productivo de la construcción.
PERFIL
Javier Arze Justiniano es licenciado en Administración de Empresas con Postgrado en Desarrollo Estratégico de la Universidad de Belgrano. Cuenta con Postgrado en Gestión de Organización Empresariales de la Organización Internacional del Trabajo –OIT. Más de una década en la gerencia de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz, institución que se ha consolidado como referente nacional e internacional del sector constructor de la región y del país. Formación integral y amplia experiencia en el área de seguros, cooperativas, conciliación y arbitraje. Actualmente es director de Fundempresa, de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, de la Fundación Construyendo, de la empresa de Certificaciones Digitales – Digicert SRL, y de la Cámara Boliviana de Electricidad.