Estudió ingeniería civil en la década de los ‘70, época en que esta carrera contaba entre sus filas a muy pocas mujeres. Cuando ingresó a la universidad, eran apenas tres entre 200 varones, por lo que le tocó sortear estereotipos por parte de sus docentes y luego a lo largo de su trayectoria profesional. No obstante, ha demostrado su pasión y profesionalismo en este campo, en más de tres décadas de trabajo en supervisión, fiscalización de obras y gerenciamiento de grandes proyectos viales. En esta entrevista comparte su experiencia y los retos del género femenino en el sector.
Verónica Muriel C.
¿Cómo y por qué decide estudiar Ingeniería Civil?
La carrera de ingeniería civil no fue necesariamente mi primer sueño. Inicialmente quería estudiar arquitectura pero en mi época, en la década de los 70, esa carrera solo había en Cochabamba y en La Paz. Por motivos familiares, mis padres me pidieron que estudie otra carrera en Santa Cruz, en la UAGRM, de ahí fue que me decidí por Ingeniería Civil. Me encanta mi carrera, pese a ser una profesión considerada tradicionalmente para los varones, difícil para estudiar, fue un gran desafío para mí.
En 1974, en la Facultad de Tecnología de la Gabriel, fue una época muy dura por los golpes de Estado que vivió el país en esa década, la universidad cerró sus puertas y tuve ir a Brasil a terminar de estudiar junto a un grupo de compañeros para optar por ingresar a universidades privadas y poder concluir la carrera con el riesgo de que no nos validen todas las materias. Gracias a Dios, la FURB nos abrió las puertas para terminar de formarnos como ingenieros.
El sector de la construcción en Bolivia ha experimentado en los últimos años un crecimiento considerable, ¿cuál considera que es el aporte de la mujer a este rubro?
Al escuchar la palabra “construcción”, no es extraño pensar en una obra en la que trabajan hombres. Cada vez hay más graduadas en ingeniería, y va creciendo el número de ingenieras civiles que se están dedicando a la construcción, supervisión y fiscalización de obras. Ante posibles comentarios desagradables de nuestros colegas que trabajan en el mismo rubro, debemos actuar con profesionalidad por temor a parecer demasiado sensibles.
Si bien habemos ingenieras que hemos traspasado todo tipo de barreras en esta área, no quiere decir que ha sido fácil. Se debe seguir trabajando a niveles institucionales para conseguir mejores condiciones de trabajo, para que las ingenieras civiles opten por participar más en este rubro, tan competitivo en relación al género. Es preciso pensar no solo en cómo lograr que aumente el número de mujeres en el sector de la construcción, sino también de qué forma asegurar su permanencia en el puesto de trabajo y que contribuyan al diseño y la implementación de infraestructura.
Actualmente, ¿qué problemas enfrenta la mujer en el sector?
Las condiciones sanitarias inapropiadas pueden tener efectos disuasorios, ya que no se tienen en cuenta las necesidades de las mujeres. A menudo resulta complicado conseguir que en las obras se instale un baño separado para uso femenino; lo normal es que los contratistas pidan a las mujeres que compartan el baño con sus colegas porque el número de hombres que trabajan en el proyecto es mayor.
Si bien trabajar en la construcción acarrea ciertos riesgos para todos los empleados, a menudo se considera que las mujeres son especialmente vulnerables para desempeñar funciones en las obras. Los empleadores suelen recurrir a este estereotipo para disuadir a las mujeres de trabajar en la construcción, para lo que además aducen razones de falta de seguridad pese a que los posibles peligros son los mismos tanto para hombres como para mujeres. En consecuencia, las oportunidades que reciben con respecto a los ingenieros suelen ser menores, pues se piensa que las mujeres somos demasiado débiles o incapaces de trabajar en estos entornos durante horas.
¿Qué retos tiene por delante el género femenino?
La ingeniería civil es una profesión muy gratificante, ya que contribuir a la construcción de todo tipo de infraestructuras a sabiendas de que beneficiarán a un gran número de personas produce una sensación de emoción imposible de describir con palabras. Por eso, debemos evitar que los estereotipos impidan que las mujeres opten por estudiar ingeniería civil, pues de lo contrario las privaríamos de la satisfacción del ejercicio de este trabajo.
¿Qué proyecciones ve para la construcción en Bolivia?
La proyección para 2022 es de crecimiento moderado, si bien debe tomarse en cuenta que la construcción se está recuperando del crecimiento negativo del 2020 en pandemia y del 2021, año sin inversión pública, y de la desaceleración que viene sufriendo desde 2017. Las cifras para 2022 pueden ser positivas, del orden del 3% como en el 2018, dependiendo de la inversión pública que debe reaparecer. La inversión privada estará en lento pero progresivo crecimiento contribuyendo a sostener ese crecimiento.
¿Cómo está el sector en implementación de nuevas tecnologías?
La utilización de nuevas tecnologías es cada vez más grande y generalizada (entrepisos sin vigas, fachadas estructurales, estructuras metálicas, grúas torre, bombas de hormigón de gran altura, andamios industriales y escaleras, mallas anti escombros y anti polvo, seguridad industrial, man-lifts, encofrados y obras falsas metálicas, encofrados deslizantes, dry-wall, revestimientos de fachadas, vidrios estructurales, edificios inteligentes, etc) justamente buscando la eficiencia y la reducción de costos y tiempos de ejecución. Los profesionales de la construcción tienen una excelente actitud ante las nuevas tecnologías y el cambio.
¿Qué es la AFIB y cuál el propósito de creación de esta asociación?
AFIB nace de un gran sueño que tuve hace más de 10 años y que en 2017 se pudo concretar el inicio del mismo, con el Primer Encuentro de Mujeres Ingenieras, del cual fui la organizadora con la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA) y copartícipe la Sociedad de Ingenieros de Bolivia. Participaron expositoras mujeres ingenieras de mucha trayectoria profesional, que compartieron sus experiencias como profesionales. Se contó con más de 500 participantes, entre estudiantes e ingenieras, que hicieron conocer al país que, pese a cualquier barrera, las mujeres pueden ser excelentes profesionales y a la vez cumplir con los roles de esposa y madre.
El propósito de la AFIB es agrupar, aglutinar a las ingenieras de todas las especialidades para integrarlas en un solo proyecto, “empoderarlas” a través de la capacitación, unión y apoyo mutuo cuando sea necesario para proyectarnos en todas las áreas de liderazgo femenino.
¿Cómo presidente de AFIB, qué desafíos se ha planteado para este año? Para tener una corta trayectoria de apenas algunos meses, creo que hemos trabajado arduamente para conseguir las metas propuestas. La primera es la consolidación de nuestra Personería Jurídica que se encuentra en los últimos detalles de aprobación. También hemos tomado contacto con las instituciones afines (SIBSC, Comité Cívico Femenino, Universidades), para la consolidación de alianzas estratégicas futuras con relación a capacitaciones y proyectos de desarrollo sostenible en cumplimiento al Objetivo de Desarrollo Sostenible 5.
¿Cuántas mujeres conforman la AFIB?
Somos 17 ingenieras fundadoras y más de 70 activas que estamos en contacto permanente. Hay bastantes expectativas y solicitudes de adhesión de colegas del interior en un número considerable.
¿Cuál el objetivo del Segundo Encuentro de Ingenieras de Bolivia que se llevó a cabo este 20 de octubre?
Mostrar a Bolivia y al mundo que las ingenieras bolivianas estamos capacitadas para dirigir grandes proyectos en todas las áreas de la ingeniería, que podemos ocupar cargos de liderazgo, que la capacitación, la unión y el apoyo entre mujeres es fundamental para conseguir los logros de empoderamiento de la mujer ingeniera para trabajar en los objetivos de desarrollo sostenibles. Por eso nuestro slogan es “Orgullosamente ¡Soy Ingeniera!